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Un llamado a volver al Señor

En el mes octavo del segundo año del reinado de Darío, el Señor le habló a Zacarías hijo de Berequías y nieto de Idó. El Señor Todopoderoso le pidió que les diera a los israelitas este mensaje: «Yo, que soy el Señor, estuve muy enojado con los antepasados de ustedes. Pero si ustedes vuelven a serme fieles devotos, entonces yo volveré a estar con ustedes en todo momento. Lo afirmo yo, el Señor Todopoderoso.

»¡No sean como sus antepasados! A ellos, los primeros profetas les rogaron en vano que dejaran de actuar de forma tan malvada. “¡Vamos, vuélvanse de nuevo en fieles devotos del Señor”, les decían en nombre del Señor. Pero no. Ellos no quisieron seguir la exhortación; no les hicieron caso a sus palabras.

»Hace tiempo ya que murieron sus antepasados, y también los profetas antiguos. Pero se cumplió en ellos todo lo que les advertí por medio de mis profetas. Sí, el castigo anunciado cayó sobre ellos. Entonces al fin se arrepintieron. “Hemos recibido del Señor Todopoderoso lo que merecían nuestras malas acciones”, dijeron. “El Señor hizo lo que nos había advertido que haría”».

El hombre entre los mirtos

En el día veinticuatro del mes onceavo, el mes llamado sebat, del segundo año del reinado de Darío, el Señor le habló a Zacarías hijo de Berequías y nieto de Idó. Lo hizo con estas palabras. Vi en la noche a un hombre montado sobre un caballo alazán que estaba entre los mirtos, en medio de un valle. Detrás de él había otros caballos: alazanes, bayos y blancos, cada uno con su jinete. Un ángel se paró a mi lado, y yo le pregunté: «Señor, ¿para qué son todos estos caballos?». El ángel me respondió: «Te explicaré». 10 Entonces el jinete del caballo alazán, que estaba entre los mirtos, me dijo: «A estos caballos el Señor los ha enviado a recorrer la tierra».

11 Entonces los demás jinetes informaron al ángel del Señor: «Hemos recorrido toda la tierra, y en todo lugar hay paz y prosperidad». 12 Después de oír esto, el ángel del Señor dijo en oración: «Señor Todopoderoso, durante setenta años has castigado mucho a Jerusalén y las ciudades de Judá. ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar antes de que les muestres tu misericordia nuevamente?».

13 Y el Señor le respondió con palabras alentadoras y buenas al ángel que estaba parado a mi lado. 14 Entonces el ángel me dijo: «Proclama este mensaje del Señor Todopoderoso: “Amo mucho a Jerusalén, es tan inmenso el amor que le tengo, que hasta siento celos por ella. 15 Estoy encolerizado con las naciones paganas que viven tan tranquilas, porque se aprovecharon de que estuve enojado un poco con mi pueblo, y estas naciones aprovecharon para afligir a mi pueblo mucho más de lo que debían. 16 Por lo tanto, así digo yo, el Señor: Volveré a tener misericordia de Jerusalén, y haré que mi templo sea reedificado. Lo afirmo yo, el Señor Todopoderoso”».

17 El ángel me dijo que también diera este mensaje de parte del Señor Todopoderoso: «Nuevamente las ciudades de Israel volverán a rebosar de prosperidad, y el Señor consolará otra vez a Jerusalén, la bendecirá y vivirá en ella».

18 Luego levanté la vista, y vi cuatro cuernos. 19 Entonces le pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significan estos cuernos?». Y él me respondió: «Representan las cuatro potencias que han esparcido a Judá, a Israel y a Jerusalén».

20 Entonces el Señor me mostró cuatro herreros. 21 Y le pregunté: «¿Qué han venido a hacer estos hombres?». El ángel me respondió: «Han venido a derribar los cuernos que dispersaron a Judá, y para acabar por completo con su poder, por lo que le hicieron a Judá».

Llamamiento a volver a Jehová

En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías(A) hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres. Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová. Vuestros padres, ¿dónde están?; y los profetas, ¿han de vivir para siempre? Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros.

La visión de los caballos

A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán,(B) el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos.(C) Entonces dije: ¿Qué son estos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son estos. 10 Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra. 11 Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta. 12 Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? 13 Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo. 14 Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. 15 Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. 16 Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. 17 Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.

Visión de los cuernos y los carpinteros

18 Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. 19 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son estos? Y me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén. 20 Me mostró luego Jehová cuatro carpinteros. 21 Y yo dije: ¿Qué vienen estos a hacer? Y me respondió, diciendo: Aquellos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas estos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.