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Por eso dice el Señor:

«Mi furor se ha encendido contra los pastores,
y castigaré a los guías de mi pueblo.»
El Señor todopoderoso, que cuida de su rebaño,
de los descendientes de Judá,
hará de ellos su fuerte caballo en la batalla.
De ellos saldrán la Piedra Angular,
la Estaca de Tienda y el Arco de Guerra.
De ellos saldrán todos los caudillos.
Serán como soldados
que en la batalla pisan el barro de las calles;
lucharán, porque el Señor está con ellos,
y pondrán en vergüenza a los jinetes.

Dice el Señor:

«Yo daré fuerzas a los descendientes de Judá
y salvaré a los descendientes de José.
Los guiaré de vuelta a su patria,
porque tengo compasión de ellos.
Volverán a ser como si yo nunca los hubiera rechazado,
pues yo soy el Señor su Dios,
que atiendo sus oraciones.
Efraín será como un soldado.
Su corazón se alegrará como con vino,
y al verlo se alegrarán también sus hijos.
¡Su corazón se alegrará a causa del Señor!

»Yo los llamaré y los reuniré,
porque los he salvado.
Volverán a ser tan numerosos
como lo fueron en otros tiempos.
Yo los dispersé entre las naciones
pero, aun estando lejos, se acordarán de mí,
y un día volverán con sus hijos.
10 Los haré regresar de Egipto,
los traeré de Asiria,
los llevaré a Galaad y al Líbano,
y serán tantos que faltará lugar para ellos.
11 Atravesarán el mar de Egipto,
cuyas olas heriré.
Secaré el Nilo hasta el fondo,
destruiré el orgullo de Asiria
y acabaré con el poder de Egipto.
12 Yo les daré fuerzas,
y avanzarán en mi nombre.
Yo, el Señor, doy mi palabra.»

11 ¡Abre, Líbano, tus puertas,
y que el fuego consuma tus cedros!
¡Llora, oh pino,
porque cayó el cedro,
porque aquellos árboles hermosos
han quedado destruidos!
¡Giman ustedes, encinas de Basán,
porque el bosque espeso ha sido derribado!
Lloran a gritos los pastores,
porque la hermosura de los pastos
ha quedado destruida.
Se oye el rugido del león,
porque la espesura del Jordán
ha quedado destruida.

»Yo soy el Dios de Israel,
y voy a castigar a esos pastores
porque estoy muy enojado con ellos.
Yo mismo cuidaré de mi pueblo.
Judá es ahora un rebaño de ovejas,
pero pronto voy a convertirlos
en briosos caballos de batalla.
De entre ellos saldrán grandes jefes
que brindarán su apoyo a mi pueblo;
serán como la estaca de una tienda,
como un arco para lanzar flechas,
¡como la piedra principal de un edificio!
Serán como los soldados valientes
que luchan en medio del lodo;
lucharán contra soldados de a caballo
y les ganarán la batalla,
porque yo estaré con ellos.

»Yo soy el Dios de Israel,
y escucho las oraciones de mi pueblo.
Yo fortaleceré a la gente de Judá
y salvaré a todos los israelitas;
los haré volver a su tierra,
y parecerá que nunca los rechacé
porque les mostraré mi compasión.

»Los israelitas se alegrarán
como se alegran los soldados
cuando han tomado mucho vino;
cuando sus hijos vean esto,
también se llenarán de alegría
por lo que yo haré con ellos.

»Cuando les dé la señal,
los llamaré y volveré a reunirlos;
y cuando los haya salvado,
volverán a ser un pueblo numeroso
como lo fueron en tiempos pasados.
Yo los dispersé entre las naciones,
pero aun allí se acordarán de mí,
y regresarán a su tierra
en compañía de sus hijos.

10 »Los haré volver de Egipto y Asiria,
y los haré vivir en Galaad
y en la región del monte Líbano;
pero serán muchos cuando vuelvan
y no habrá lugar para todos.
11 Angustiados, cruzarán el mar,
pero yo calmaré sus olas
y secaré por completo el río Nilo;
¡yo acabaré con el poder de Egipto,
y pondré fin al orgullo de Asiria!
12 Yo fortaleceré a mi pueblo,
y en mi nombre avanzarán sin miedo.
Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así será.
11 »Monte Líbano,
¡abre paso al fuego,
porque va a devorar tus cedros!
Ustedes, los pinos,
¡lloren por esos enormes árboles!
¡Los grandes cedros han sido derribados!
Y ustedes, robles de Basán,
¡lloren por esos grandes bosques
que han dejado de existir!
Los pastores lloran desesperados,
porque sus verdes pastos se quemaron;
los leones rugen furiosos,
porque los llanos del río Jordán
ahora parecen un desierto».

Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra. De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo apremiador. Y serán como valientes que en la batalla huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.

Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová.

Yo los llamaré con un silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como fueron antes. Bien que los esparciré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y volverán. 10 Porque yo los traeré de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará. 11 Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto. 12 Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.

11 Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros. Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado. Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones, porque la gloria del Jordán es destruida.