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No escucha la voz ni recibe la corrección. No confía en el SEÑOR, ni se acerca a su Dios. Sus magistrados en medio de ella son leones rugientes. Sus jueces son lobos vespertinos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son insolentes y hombres traicioneros. Sus sacerdotes han contaminado el santuario y hacen violencia a la ley.

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