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El paso del Mar Rojo

19 Pero los impíos sufrieron el castigo en todo su rigor,
porque tú sabías de antemano lo que iban a hacer:
iban a dejar salir a tu pueblo, urgiéndolo a que se fuera,
para luego, cambiando de parecer, perseguirlo.
Cuando todavía estaban de luto
y lloraban junto a las tumbas de sus muertos,
tuvieron la insensata idea
de perseguir a tu pueblo, como si estuviera huyendo,
después de haberle suplicado que se fuera.
El castigo que habían merecido
los llevó a este extremo
y les hizo olvidar lo sucedido;
por esto, sufrieron los tormentos
que faltaban todavía para completar el castigo.
Así, mientras tu pueblo realizaba un maravilloso viaje,
ellos encontraron la muerte fuera de su patria.
Toda la creación, obedeciendo tus órdenes,
cambió por completo su naturaleza,
para que tus hijos no sufrieran daño alguno.
Se vio la nube cubrir con su sombra el campamento,
y donde antes había agua, surgir la tierra seca;
en el Mar Rojo apareció un camino despejado,
y una verde llanura entre las impetuosas olas.
Por allí pasó todo al pueblo, protegido por tu mano,
presenciando prodigios asombrosos.
Parecían caballos que pastaban,
saltaban de alegría como corderitos
y te alababan a ti, Señor, que los habías librado.
10 Porque todavía recordaban lo que había sucedido
en aquel país donde habían estado desterrados:
cómo la tierra, en vez de ganado, produjo mosquitos,
y el río, en vez de peces, innumerables ranas.
11 Más tarde vieron una nueva manera de nacer las aves:
cuando acosados por el hambre
pidieron alimentos delicados,
12 las codornices salieron del mar, para satisfacerlos.

Egipto es más culpable que Sodoma

13 Los castigos cayeron sobre esa nación pecadora,
después de haber sido anunciados por violentos truenos.
Ellos sufrieron justamente, por su maldad,
pues habían mostrado un odio cruel hacia los extranjeros.
14 Los habitantes de Sodoma no acogieron
a personas deconocidas que llegaron a su ciudad.
Pero los egipcios convirtieron en esclavos
a extranjeros que estaban prestándoles servicios.
15 Los de Sodoma fueron castigados
por haber recibido a los extranjeros como enemigos.
16 Pero los egipcios, después de haber recibido cordialmente a los israelitas,
y cuando éstos ya gozaban de iguales derechos,
los maltrataron sometiéndolos a trabajos forzados.
17 Por esto fueron heridos de ceguera,
como los de Sodoma a la puerta de Lot, hombre justo;
quedaron envueltos en tan densa oscuridad
que cada cual buscaba a tientas la puerta de su propia casa.

Transformación de la naturaleza

18 Los elementos de la naturaleza cambiaron sus propiedades,
del mismo modo que, en un instrumento de cuerdas,
las notas pueden variar el ritmo,
conservando el mismo tono.
Y esto puede deducirse de los siguientes hechos:
19 los seres terrestres pudieron pasar por el agua,
y los animales que nadan salieron a la tierra;
20 el fuego se hizo más intenso en el agua,
y ésta perdió su propiedad de apagarlo.
21 Las llamas no quemaban
a los débiles animales que pasaban por ellas,
ni derretían el maná caído del cielo,
tan fácil de derretir, por su semejanza a la escarcha.

22 ¡En todo, Señor,
has hecho grande y glorioso a tu pueblo;
nunca ni en ningún lugar
dejaste de ayudarlo!

El paso por el Mar de los Juncos

19 Dios nuestro,
los malos recibieron
un castigo muy fuerte,
porque lo que ellos hicieron
tú ya lo sabías de antemano.
Ya sabías que,
después de dejar salir a tu pueblo,
los egipcios cambiarían de idea
y saldrían a perseguirlo.
Y así sucedió.
Cuando todavía lloraban
por la muerte de sus hijos,
se les ocurrió la locura
de perseguir a tu pueblo.
Se les olvidó el castigo
que acababan de recibir,
y salieron corriendo
tras la peor de sus desgracias.
Así se completó el castigo
que habías preparado para ellos.
Mientras tu pueblo hacía un viaje maravilloso,
ellos morían lejos de su patria.

Para que tus hijos no sufrieran ningún daño,
tú hiciste que los elementos naturales
no actuaran como siempre lo hacen.
Una nube cubrió el campamento,
y donde antes había agua
apareció la tierra seca.
En medio del Mar de los Juncos
se abrió un camino seco,
y se formó una verde pradera entre las olas.
Por allí pasó todo tu pueblo,
protegido por tu mano,
y contemplando ese maravilloso milagro.
Todos saltaban de alegría como corderitos,
y te alababan a ti, Dios nuestro.
¡Tú los habías librado de sus enemigos!

10 Tu pueblo recordaba
lo que había pasado
en el país donde había sido esclavo.
Recordaba también
cómo la tierra se cubrió de mosquitos
y el río se llenó de ranas.
11 Más tarde, cuando tuvieron hambre,
quisieron probar una comida bien sabrosa.
12 Entonces les mandaste
unas codornices que salieron del mar.

El pecado de Egipto

13 Fuertes truenos anunciaron los castigos
que iban a caer sobre la nación malvada.
Los egipcios merecían el castigo que recibieron,
porque odiaban a los extranjeros,
y eran crueles con ellos.
14 Los habitantes de Sodoma no recibieron
a unos visitantes desconocidos.
Pero los egipcios convirtieron en esclavos
a los israelitas que tanto les servían.
15 Los de Sodoma fueron castigados
porque trataron como enemigos a los extranjeros.
16 Los egipcios, al contrario,
recibieron muy bien a los israelitas,
pero cuando éstos gozaban de iguales derechos,
los sometieron a trabajos forzados.
17 Por eso Dios los dejó ciegos,
como había hecho con los de Sodoma.
A ellos les mandó una profunda oscuridad,
y, aunque estaban frente a la casa de Lot,
no pudieron encontrar la puerta.

La transformación de la naturaleza

18 Los elementos de la naturaleza
cambiaron sus propiedades,
como en una guitarra se puede variar el ritmo,
sin necesidad de cambiar la melodía.
Eso lo sabemos por lo que sucedió:
19 Los animales de la tierra
se convirtieron en animales del agua,
y los que vivían en el agua salieron a la tierra.
20 El fuego se hacía más fuerte al recibir el agua,
y el agua perdió su fuerza para acabar con el fuego.
21 El fuego no quemaba a los débiles animales
que pasaban por en medio de las llamas,
ni derretía el maná que caía del cielo,
aunque era suave como la nieve
y fácilmente se derretía.

22 ¡Dios nuestro,
tú has hecho grande y victorioso a tu pueblo!
¡Siempre lo acompañaste a todas partes!