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18 El camino de los justos es como la luz del amanecer,
    que cada vez brilla más hasta que se hace de día.
19 En cambio, el camino de los perversos es como las tinieblas;
    no saben con qué tropiezan.

20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo
    y escucha atentamente mis palabras.

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