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Parecen un horno encendido
    cuyo fuego no hace falta atizar
desde que el panadero prepara la harina
    hasta que la masa fermenta.
    ¡Todos ellos son adúlteros!
En la fiesta del rey las autoridades se encienden
    bajo los efectos del vino,
y el rey pierde su dignidad
    codeándose con la plebe.
Como el horno, se les prende el corazón,
    dispuesto para la intriga.
Su ira se adormece por la noche,
    pero se reaviva por la mañana.

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