Add parallel Print Page Options

10 Israel era una vid frondosa
    que daba fruto a su antojo.
Pero cuanto más aumentaba su fruto,
    más altares se construía;
cuanto más prosperaba su país,
    más hermosas hacía sus piedras sagradas.
Su corazón es escurridizo,
    pero tendrá que cargar con su culpa.
El Señor destrozará sus altares
    y devastará sus piedras sagradas.

Tal vez dirán: «No hemos temido al Señor,
    y por eso no tenemos rey.
Pero, aun si lo tuviéramos,
    ¿qué podría hacer por nosotros?»

Read full chapter