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32 »¡Dios nuestro, qué poderoso eres!
¡Todos tiemblan ante ti!
Eres un Dios fiel
que siempre cumple sus promesas,
y nunca deja de amarnos.
Mira cuánto han sufrido
nuestros reyes y jefes,
nuestros sacerdotes y profetas,
y también nuestros antepasados.
Desde el momento en que caímos
bajo el poder de los reyes de Asiria
hasta el día de hoy,
tu pueblo no ha dejado de sufrir.
33 Pero el castigo ha sido justo,
pues tú fuiste fiel
y nosotros pecamos contra ti.
34 Nuestros reyes y jefes,
nuestros sacerdotes y antepasados,
no obedecieron tu ley
ni hicieron caso de tus advertencias.

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