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15 Desde el amanecer hasta que salían las estrellas trabajábamos en la obra, siempre con la mitad de nosotros empuñando las lanzas. 16 Dije también al pueblo:

— Que cada uno pernocte con su criado dentro de Jerusalén, haciendo guardia de noche y trabajando de día.

17 Ni yo, ni mis familiares, ni mis muchachos, ni los hombres de la guardia que me acompañaban nos quitábamos el vestido; nadie se separaba de su arma.

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