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Son rojos los escudos de aquellos soldados
    y rojo carmín sus uniformes.
El hierro de sus carros está al rojo vivo,
    mientras se preparan para la batalla
    y vibran sus lanzas.
Los carros de combate corren a su antojo por las calles
    y pasan a toda velocidad por las plazas.
Parecen carbones encendidos cuando están al rojo vivo;
    aparecen como relámpagos.

El enemigo da órdenes a sus oficiales
    y ellos se atropellan de lo rápido que responden.
Se apresuran a ir hacia la muralla
    y hacen la torre de asalto.

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