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Si el Señor nos es propicio, nos conducirá a esa tierra y nos la entregará; es una tierra que mana leche y miel. Ustedes hacen, pues, mal en rebelarse contra el Señor y en temer a los habitantes de esa tierra. Nos los comeremos como si fueran pan, porque el dios que los protege se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está el Señor; por lo tanto, no los teman.

10 Pero la comunidad seguía amenazando con apedrearlos. Fue entonces cuando la gloria del Señor se manifestó en la Tienda del encuentro a todos los israelitas.

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