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Ese perfume se hubiera podido vender por trescientas monedas de plata, y con el dinero podríamos haber ayudado a muchos pobres.»

Y se pusieron a criticar a la mujer, pero Jesús les dijo:

«¡Déjenla tranquila! ¿Por qué la molestan? Ella hizo por mí algo bueno. Cerca de ustedes siempre habrá gente pobre, y podrán ayudarla cuando lo deseen. Pero muy pronto ya no estaré con ustedes. Esta mujer hizo lo único que podía hacer: derramó perfume sobre mi cabeza, sin saber que estaba preparando mi cuerpo para mi entierro. Les aseguro que esto que ella hizo, se recordará en todos los lugares donde se anuncien las buenas noticias de Dios.»

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