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34 ¡Camada de víboras(A)! ¿Cómo pueden hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca(B). 35 El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas(C). 36 Pero Yo les digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio(D). 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».

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34 ¡Generación de víboras!(A) ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.(B) 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

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Porque todos fallamos[a] de muchas maneras(A). Si alguien no falla en lo que dice[b](B), es un hombre perfecto(C), capaz también de refrenar todo el cuerpo(D). Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos(E) para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo. Miren también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad[c] del piloto quiere.

Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas(F). ¡Pues qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego(G)! También la lengua es un fuego(H), un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo(I), es encendida por el infierno[d](J) e inflama el curso[e] de nuestra vida[f]. Porque toda clase[g] de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el ser[h] humano, pero ningún hombre puede domar la lengua. Es un mal turbulento y lleno de veneno mortal(K).

Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre(L), y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios(M). 10 De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso una fuente echa agua dulce y amarga por la misma abertura? 12 ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas(N), o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.

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Footnotes

  1. Santiago 3:2 U ofendemos.
  2. Santiago 3:2 Lit. palabra.
  3. Santiago 3:4 Lit. el impulso.
  4. Santiago 3:6 Gr. guéenna.
  5. Santiago 3:6 Lit. la rueda.
  6. Santiago 3:6 O existencia, u origen.
  7. Santiago 3:7 Lit. naturaleza.
  8. Santiago 3:7 Lit. naturaleza.

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.(A) 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

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