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El culto al Señor

»El hijo respeta a su padre y el esclavo a su amo. Yo, el Señor Todopoderoso, sin embargo les pregunto a ustedes, sacerdotes, que no le dan ninguna importancia a mi gran fama: “Si soy su Padre, ¿por qué no me respetan? Si soy su Amo, ¿por qué no me tienen temor?”.

»Pero ustedes aún se atreven a preguntar: “¿Cuándo hemos tenido en nada tu gran fama?”.

»¡Pues lo hacen cuando ofrecen sacrificios rituales inadecuados sobre mi altar!

»“¿Sacrificios rituales inadecuados dices? ¿Cuándo hemos hecho tal cosa?”, vuelven a preguntar los sacerdotes».

Y el Señor les responde: «Cada vez que dicen a la gente de Israel: “No se preocupen por traer una ofrenda valiosa a Dios. Pueden traer animales cojos para ofrecer en el altar del Señor. También pueden traer animales enfermos y ciegos”. ¿Pretenden que esto no es malo? Si ustedes le regalan esos animales a su gobernante, ¿creen que los recibirá con gusto? ¿Creen que pensará bien de ustedes?». Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.

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