Add parallel Print Page Options

El culto al Señor

»El hijo honra a su padre y el siervo, a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y, si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor Todopoderoso, os pregunto a vosotros, sacerdotes que despreciáis mi nombre.

»Y encima preguntáis: “¿En qué hemos despreciado tu nombre?”

»Pues en que traéis a mi altar alimento mancillado.

»Y todavía preguntáis: “¿En qué te hemos mancillado?”

»Pues en que tenéis la mesa del Señor como algo despreciable. Traéis animales ciegos para el sacrificio, y pensáis que no tiene nada de malo; sacrificáis animales cojos o enfermos, y pensáis que no tiene nada de malo. ¿Por qué no tratáis de ofrecérselos a vuestro gobernante? ¿Creéis que él estaría contento con vosotros? ¿Os ganaríais su favor? —dice el Señor Todopoderoso—.

Read full chapter