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El ángel Gabriel y Zacarías

Zacarías fue un sacerdote que vivió cuando Herodes el Grande era rey de los judíos. Prestaba servicio en el templo con el grupo del sacerdote Abías. Su esposa se llamaba Isabel y era descendiente del sacerdote Aarón. Isabel y Zacarías eran muy buenos y obedecían todos los mandamientos de Dios. No tenían hijos, pues Isabel no había podido quedar embarazada y, además, los dos eran muy viejos.

Cierto día, le tocó al grupo de sacerdotes de Zacarías el turno de servir a Dios en el templo. Los sacerdotes acostumbraban nombrar a uno del grupo, para que entrara en el templo de Dios y quemara incienso en el altar. Esta vez le tocó a Zacarías entrar a quemar el incienso, 10 mientras el pueblo se quedaba afuera orando.

11 De pronto, un ángel de Dios se le apareció a Zacarías al lado derecho del altar. 12 Cuando Zacarías vio al ángel, tuvo mucho miedo y no supo qué hacer. 13 Pero el ángel le dijo:

—¡No tengas miedo, Zacarías! Dios ha escuchado tus oraciones. Tu esposa Isabel tendrá un hijo, y lo llamarás Juan. 14 Su nacimiento te va a hacer muy feliz, y muchos también se alegrarán. 15 Tu hijo va a ser muy importante ante Dios. No tomará vino ni cerveza, y el Espíritu Santo estará con él desde antes de que nazca.

16 »Este niño hará que muchos en Israel dejen de hacer lo malo y obedezcan a Dios. 17 Llegará antes que el Mesías, y tendrá el mismo poder y el mismo espíritu que antes tuvo el profeta Elías. Su mensaje hará que los padres se reconcilien con sus hijos, y que los desobedientes comprendan su error y sigan el ejemplo de los que sí obedecen. Además, preparará al pueblo de Israel para recibir al Mesías.

18 Zacarías le dijo al ángel:

—Mi esposa y yo somos ya muy viejos. ¿Cómo sabré que todo pasará tal como dices?

19 El ángel le respondió:

—Yo soy Gabriel, ayudante especial de Dios. Él me envió a darte esta buena noticia. 20 Pero como no me creíste, no vas a poder hablar hasta que suceda lo que te dije.

21 Toda la gente estaba afuera, esperando a Zacarías, y se preguntaba por qué no salía del templo.

22 Cuando Zacarías salió, no podía hablar y sólo hacía señas con las manos. Entonces la gente comprendió que Zacarías había tenido una visión.

23 Al terminar su turno en el templo, Zacarías regresó a su casa. 24 Poco tiempo después, su esposa quedó embarazada; y durante cinco meses no salió de la casa, pues pensaba: 25 «¡Dios ha hecho esto conmigo para que la gente ya no me desprecie!»

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Anuncio del nacimiento de Juan

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías;(A) su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. 14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; 15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra,(B) y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. 17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos,(C) y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. 18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel,(D) que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. 20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. 21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. 22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. Él les hablaba por señas, y permaneció mudo. 23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa.

24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.

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