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El sacerdote, entonces, los ofrecerá delante del Señor, y pedirá perdón por los pecados de ella. Después de esto, la mujer será declarada ritualmente pura de su flujo de sangre. Este es el procedimiento que debe seguir después del parto.

»Pero si ella es muy pobre y no puede ofrecer un cordero, deberá llevar dos pichones de paloma o dos tórtolas. Uno será para el holocausto y el otro para la ofrenda por su pecado. El sacerdote, entonces, pedirá perdón por los pecados de ella, y la mujer quedará purificada».

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