Add parallel Print Page Options

Jerusalén ha pecado grandemente,
    por eso fue desechada como un trapo sucio.
Todos los que antes la honraban ahora la desprecian,
    porque vieron su desnudez y su humillación.
Lo único que puede hacer es gemir
    y taparse la cara.

Se deshonró a sí misma con inmoralidad
    y no pensó en su futuro.
Ahora yace en una zanja
    y no hay nadie que la saque.
«Señor, mira mi sufrimiento—gime—.
    El enemigo ha triunfado».

10 El enemigo la saqueó por completo
    y se llevó todo lo valioso que poseía.
Vio a los extranjeros profanar su templo sagrado,
    el lugar al que el Señor les había prohibido entrar.

Read full chapter

Bible Gateway Recommends