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11 Toda la población de Jerusalén llora amargamente
    mientras busca algo qué comer.
Están entregando sus tesoros a cambio de comida,
    para poder seguir con vida.
¡SEÑOR, mira y date cuenta
    de lo abatida que estoy!

12 A todo los que pasan por el camino ella les grita: «¡Fíjense, mírenme!
    ¿Existe un dolor como el mío?
¿Hay sufrimiento como el que me mandó el SEÑOR
    cuando se enojó conmigo?»

13 Él envió fuego desde arriba
    y lo hizo penetrar hasta mis huesos.
Él tendió una red para atraparme
    y me hizo caer.
Me convirtió en una tierra desolada
    y me hizo estar enferma todo el día.

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