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25 Sísara te pidió agua y tú le diste leche
para hacerlo caer en un sueño profundo.
26 Con una mano tomaste una estaca,
y con la otra, un martillo.
De un golpe le aplastaste la cabeza.
27 Sísara se desplomó entre tus piernas.
¡Quedó tendido en el piso!

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