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20 Y gritó de nuevo:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Sansón despertó de su sueño y pensó:

«Esta vez me escaparé como las otras.»

Pero no sabía que Jehová ya se había apartado de él. 21 Enseguida los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos, lo llevaron a Gaza y lo ataron con cadenas para que trabajara en el molino de la cárcel. 22 Pero el cabello de su cabeza comenzó a crecer después que fue rapado.

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