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21 Al cabo de ese tiempo, cada uno volvió a su tierra, y Judit regresó a Betulia para seguir al frente de sus posesiones. Mientras vivió, fue famosa en todo el país. 22 Tuvo muchos pretendientes, pero después que su esposo Manasés murió y fue a reunirse con sus antepasados, ella nunca volvió a tener relaciones con ningún hombre. 23 Su fama fue creciendo más y más; vivió en la casa de su esposo hasta llegar a la avanzada edad de ciento cinco años. Dio la libertad a su esclava. Murió en Betulia, y fue sepultada en la tumba de su esposo Manasés, excavada en la roca. 24 El pueblo de Israel lloró su muerte durante siete días. Antes de morir, ella había repartido sus posesiones entre todos los parientes más cercanos de su esposo Manasés y entre los suyos propios. 25 Durante el tiempo que vivió Judit, y por mucho tiempo después de su muerte, nadie volvió a amenazar a los israelitas.

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21 Terminada la fiesta, la gente volvió a sus casas. También Judit regresó a Betulia para encargarse de sus bienes. Mientras vivió, fue muy reconocida en todo el país. 22 No volvió a casarse, aunque muchos hombres le propusieron matrimonio. Tampoco volvió a tener relaciones sexuales después de la muerte de su esposo Manasés.

23-25 Cada día Judit se volvía más famosa. Vivió en la casa que le dejó su esposo, y le concedió la libertad a su empleada de confianza. Antes de su muerte, Judit había repartido su fortuna entre sus propios familiares y los de su esposo.

Judit murió en Betulia, a la edad de ciento cinco años, y fue enterrada en la tumba de su esposo. Los israelitas lloraron su muerte durante siete días.

Mientras Judit vivió, y aun mucho tiempo después de su muerte, ningún país se atrevió a pelear contra los israelitas.

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