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27 Los israelitas se quedaron con los animales y con todo lo que había en la ciudad, porque Dios le había dicho a Josué que podían hacerlo. 28 Luego Josué ordenó que se prendiera fuego a la ciudad de Ai, hasta dejarla en ruinas, como todavía puede verse. 29 También mandó que colgaran de un árbol el cuerpo del rey de Ai, y allí lo dejó hasta el anochecer. A esa hora mandó que bajaran el cuerpo, y que lo tiraran a la entrada de la ciudad. Después lo cubrieron con un montón de piedras, las cuales todavía están allí.

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