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Diré a Dios: “No me declares culpable;
y dime por qué eres mi adversario.
¿Disfrutas acaso oprimiéndome,
rechazando la obra de tus manos,
y aprobando los planes del malvado?
¿Son acaso tus ojos de carne
y ves las cosas lo mismo que un humano?

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