Add parallel Print Page Options

Bildad

¿Hasta cuándo vas a seguir hablando así,
hablando como un viento huracanado?
Dios, el Todopoderoso,
nunca tuerce la justicia ni el derecho.
Seguramente tus hijos pecaron contra Dios,
y él les dio el castigo merecido.
Busca a Dios, al Todopoderoso,
y pídele que tenga compasión de ti.
Si tú actúas con pureza y rectitud,
él velará por ti, y te dará
el hogar que justamente mereces.
La riqueza que tenías no será nada
comparada con lo que tendrás después.

Consulta a las generaciones pasadas,
aprende de la experiencia de los antiguos.
Nosotros somos apenas de ayer, y nada sabemos;
nuestros días en esta tierra pasan como una sombra.
10 Pero los antiguos podrán hablarte
y enseñarte muchas cosas.
11 El junco y el papiro
crecen sólo donde abunda el agua;
12 sin embargo, estando aún verdes y sin cortar,
se secan antes que otras hierbas.
13 Lo mismo pasa con los malvados,
con los que se olvidan de Dios:
sus esperanzas quedan frustradas.
14 Su confianza y su seguridad
son como el hilo de una telaraña.
15 Querrán agarrarse al hilo, y no resistirá;
o apoyarse en la telaraña, y no los soportará.
16 Los malvados son como verdes hierbas al sol,
que se extienden por todo el jardín;
17 enredan sus raíces entre las rocas
y se adhieren a las piedras,
18 pero si alguien las arranca de su sitio
nadie podrá saber que estuvieron allí.
19 Así termina su prosperidad,
y en su lugar brotan otras hierbas.

20 Dios no abandona al hombre intachable,
ni brinda su apoyo a los malvados.
21 Él hará que vuelvas a reír
y que grites de alegría;
22 en cambio, tus enemigos se cubrirán de vergüenza
y la casa de los malvados será destruida.

Primera participación de Bildad

Entonces Bildad le dijo a Job:

«¡Hablas con la violencia
de un fuerte huracán!
¿Cuándo te vas a callar?
El Dios todopoderoso
nunca hace nada injusto.
Si tus hijos pecaron contra Dios,
él les ha dado su merecido.
5-6 Pero si tú eres inocente,
habla con él y pídele perdón;
él te protegerá y te recompensará
devolviéndote todo lo que tenías.
Tus primeras riquezas no serán nada,
comparadas con las que tendrás después.

8-10 »Pregúntales a nuestros abuelos,
y verás cuántas cosas descubrieron.
Ellos te lo harán saber todo
y compartirán contigo su experiencia.
Nosotros hemos vivido muy poco,
y poco o nada sabemos;
nuestra vida pasa como una sombra.

11 »Los juncos crecen en el agua,
pero si el agua les llega a faltar
12 se secan más pronto
que cualquier otra planta.
13 Lo mismo les pasa a los malvados,
a los que se olvidan de Dios:
al morir nada bueno les espera.
14 Su confianza es tan frágil
como una telaraña:
15 no les brinda ningún apoyo.
16 Los malvados son como esas hierbas
que cuando les pega el sol
se extienden por todo el jardín,
17 y hunden sus raíces en las piedras.
18 Pero si alguien las arranca,
nadie podrá saber dónde estaban.
19 ¡Así termina su alegría de vivir,
y en su lugar nacen otras hierbas!

20 »Dios acepta al honrado,
y rechaza al malvado.
21 Dios hará que vuelvas a reír
y a lanzar gritos de alegría.
22 Tus enemigos quedarán avergonzados,
y sus casas serán destruidas».