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21 La muerte se ha colado por nuestras ventanas; ha penetrado en nuestros palacios, para acabar con los niños de las calles y con los jóvenes de las plazas.

22 «Diles que los cadáveres caerán sobre el campo como estiércol, como manojos de trigo que caen al paso del segador, y que no hay quien los recoja.»

—Palabra del Señor.

El conocimiento de Dios es la gloria del hombre

23 Así ha dicho el Señor:

«No debe el sabio vanagloriarse por ser sabio, ni jactarse el valiente por ser valiente, ni presumir el rico por ser rico.

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