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30 Huyan, dispérsense, habitantes de Jasor,
excaven refugios para vivir
—oráculo del Señor—,
pues Nabucodonosor, rey de Babilonia,
ha tomado una decisión sobre ustedes,
ha elaborado un plan al respecto.
31 Vamos, ataquen al pueblo
que vive tranquilo y confiado,
—oráculo del Señor—.
Está sin puertas ni cerrojos,
y además vive solitario.
32 Sus camellos servirán de botín,
sus muchos rebaños, de despojo.
A esos de sienes afeitadas
los dispersaré a los cuatro vientos;
en todos los lugares que recorran
desencadenaré sobre ellos la desgracia
—oráculo del Señor—.

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