Add parallel Print Page Options

y al rey Sedequías le sacó los ojos y lo aprisionó con grillos para llevarlo a Babilonia. Los caldeos incendiaron la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén. Al resto del pueblo que había quedado en la ciudad y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los deportó a Babilonia.

Read full chapter