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Pecado de Jerusalén

El Señor dice:
«Recorran las calles de Jerusalén,
miren bien, busquen por las plazas,
a ver si encuentran a alguien
que actúe con justicia,
que quiera ser sincero.
Si lo encuentran, perdonaré a Jerusalén.
Hay quienes juran por la vida del Señor,
pero juran en falso.»

Señor, lo que tú buscas es gente sincera.
Los castigaste, pero no les dolió;
los arruinaste, pero no quisieron aprender.
Tercos, más duros que la piedra,
no quisieron volver al buen camino.
Yo pensé:
Sólo los pobres se comportan como tontos,
porque no saben lo que el Señor quiere,
lo que su Dios ordena.
Me dirigiré a la gente importante
y les hablaré.
Ellos, sin duda, sabrán lo que el Señor quiere,
lo que su Dios ordena.
Pero todos se habían rebelado contra Dios,
se habían negado a obedecerle.
Por eso saldrán leones de la selva y los matarán,
los lobos del desierto los despedazarán,
los leopardos los atacarán junto a sus ciudades
y los harán pedazos cuando salgan;
porque han cometido muchos pecados,
numerosas traiciones.

El Señor dice:
«¿Cómo voy a perdonarte todo esto?
Tus hijos me han abandonado,
y juran por dioses que no son dioses.
Les di comida en abundancia,
pero me fueron infieles
y en masa se entregaron a la prostitución.
Como caballos sementales en celo,
relinchan por la mujer de su prójimo.
¿Y no los he de castigar por estas cosas?
¿No he de dar su merecido a un pueblo así?
10 ¡Que sus enemigos entren y arrasen el viñedo,
aunque no lo destruyan del todo!
¡Que le arranquen las ramas,
porque ya no es mi viñedo!
11 ¡Israel y Judá me han traicionado!
Yo, el Señor, lo afirmo.»

Anuncio del castigo

12 Israel y Judá han negado al Señor;
han dicho: «Dios no cuenta.
Nada malo va a pasarnos,
no tendremos ni guerra ni hambre.»
13-14 Los profetas son puro viento,
pues la palabra del Señor no está en ellos.

Pues bien, esto me ha dicho
el Señor, el Dios todopoderoso:
«Por decir ellos esas cosas,
esto es lo que les sucederá:
Voy a hacer que mis palabras
sean en tu boca como fuego,
y que el pueblo sea como leña,
y que ese fuego lo devore.»

15 El Señor afirma:
«Israel, voy a traer contra ti
un pueblo que viene de lejos,
un pueblo fuerte y muy antiguo.
Tú no conoces su idioma
ni entiendes lo que dicen.
16 Todos ellos son guerreros valientes,
y sus armas significan la muerte.
17 Se comerán tus cosechas, tu pan,
y aun devorarán a tus hijos y a tus hijas.
Se comerán tus ovejas, tus reses,
tus viñas y tus higueras.
Con sus armas destruirán
las ciudades fortificadas en que tú confías.»

18 El Señor afirma: «En ese tiempo, sin embargo, no los destruiré por completo. 19 Cuando te pregunten: “¿Por qué nos hizo todo esto el Señor nuestro Dios?”, respóndeles: “Así como abandonaron al Señor y se pusieron a servir a dioses extranjeros en su propia tierra, así también tendrán que servir a gente extranjera en una tierra ajena.”

Advertencia a Israel

20 »Avisen al reino de Israel,
y digan a Judá:
21 “Oye esto, pueblo tonto y estúpido,
que tiene ojos y no ve,
que tiene oídos y no oye.
22 Yo, el Señor, digo:
¿Es que ustedes no me temen?
¿Es que no tiemblan delante de mí?
Yo puse la playa como límite del mar,
un límite que el mar no puede pasar.
Sus olas se agitan impotentes
y rugen, pero no pueden pasarlo.
23 Ustedes tienen un corazón terco y rebelde;
me abandonaron y se fueron.
24 No reflexionaron ni dijeron:
Respetemos al Señor nuestro Dios,
que a su debido tiempo nos da la lluvia
en otoño y primavera,
y nos reserva el tiempo señalado para la cosecha.
25 Pero el pecado de ustedes ha cambiado las cosas,
y no pueden disfrutar de esos beneficios.
26 Porque hay en mi pueblo hombres malos
que acechan como cazadores de pájaros,
que ponen trampas para atrapar a los demás.
27 Llenan sus casas de objetos robados,
como se llenan de pájaros las jaulas.
Así se hicieron poderosos y ricos,
28 y están gordos y bien alimentados.
Su maldad no tiene límites:
no hacen justicia al huérfano
ni reconocen el derecho de los pobres.
29 ¿No los he de castigar por estas cosas?
¿No he de dar su merecido a gente así?
Yo, el Señor, lo afirmo.

30 »”Algo terrible, espantoso,
está pasando en este país.
31 Lo que anuncian los profetas es mentira;
los sacerdotes gobiernan a su antojo,
¡y mi pueblo así lo quiere!
Pero, ¿qué harán ustedes cuando llegue el fin?”»

Pecado de Jerusalén

Dios dijo:

«Vayan por las calles de Jerusalén;
miren bien por las plazas,
y busquen a una sola persona buena,
que haga justicia y diga la verdad.
Si la encuentran,
entonces yo perdonaré a la ciudad.
Porque ellos juran en mi nombre,
pero nunca cumplen sus promesas».

Yo contesté:

«Dios de Israel,
yo sé que tú buscas gente honesta.
Pero este pueblo es muy terco
y más duro que una roca;
no ha querido arrepentirse.
Por eso lo has castigado,
pero parece que no le dolió;
y aunque lo has aplastado,
no ha querido hacerte caso.
Yo creía que sólo la gente común
se comportaba tontamente,
y no entendía tus órdenes
ni lo que tú quieres que hagan.
Entonces decidí hablar con sus jefes,
pues creí que ellos sí entenderían.
Pero también ellos te desobedecieron
y no quisieron hacerte caso.
Esta gente ha pecado muchas veces,
y muchas otras te ha traicionado.
Sus enemigos están ahora escondidos
cerca de las ciudades de Judá
y están a punto de atacar.
Vendrán como leones feroces,
como leopardos o lobos del desierto,
¡los atacarán y los harán pedazos!
Todo el que salga de la ciudad
será despedazado».

Respuesta de Dios

«Israelitas,
¿qué les hace pensar
que los voy a perdonar?
¡Sus hijos me abandonaron,
y han jurado por dioses falsos!
Yo les di todo lo que necesitaban,
pero ellos me fueron infieles;
¡no hubo uno solo de ellos
que no corriera tras dioses falsos!
Parecen caballos en celo:
¡relinchan de ganas por la mujer ajena!
Este pueblo merece mi castigo
y debo vengarme de ellos.
Les juro que lo haré.

10-11 »La gente de Israel y de Judá
me traicionó, y ya no es mi pueblo.
¡Que los invada el enemigo!
¡Que les cause grandes daños!
Pero no permitiré
que los destruya del todo.
Juro que así será.

12 »Se han atrevido a negarme;
¡hasta afirman que yo no existo!
Dicen que nada malo les pasará,
que vivirán en paz
y no pasarán hambre.
13-14 Pero yo soy el Dios todopoderoso,
y mis palabras, en tus labios,
serán como un fuego
que los hará arder como leña.

»Tú, Jeremías, les dirás de mi parte:
“Sus profetas no valen nada,
pues no hablan de parte de Dios.
Y ahora, por lo que han dicho,
sufrirán la guerra y el hambre
que jamás pensaron sufrir”.

15 »Israelitas,
yo les aseguro
que voy a lanzar contra ustedes
una nación que viene de lejos.
Es una nación muy poderosa y antigua.
Ustedes no hablan su idioma,
así que no entenderán lo que digan.
16 Tiene guerreros valientes
y cuando disparan sus flechas,
es seguro que alguien muere.
17 Destruirán las ciudades amuralladas,
en las que ustedes se sienten seguros.
Se comerán sus cosechas y su comida,
matarán a sus hijos y a sus hijas,
acabarán con sus ovejas y sus vacas,
y destruirán sus viñas y sus higueras.

18 »Sin embargo, no destruiré por completo a Judá. 19 Y cuando los que sobrevivan te pregunten: “¿Por qué nos hizo todo esto nuestro Dios?”, tú, Jeremías, les contestarás: “Ustedes abandonaron a nuestro Dios, y en su propia tierra adoraron a dioses extranjeros. Por eso tendrán que servir a gente extraña en un país que no será el de ustedes”.

20 »Quiero que esto lo sepan todos
en los reinos de Israel y de Judá:
21 Escucha, pueblo tonto y estúpido,
que tiene ojos pero no quiere ver,
que tiene oídos pero no quiere oír.

22 »Yo, su Dios, pregunto:
¿Ya no me quieren obedecer?
¿Ya no me tienen respeto?
Fui yo quien le puso límite al mar
y aunque sus olas se pongan bravas
y hagan mucho ruido,
no van más allá de la playa.
23 Pero este pueblo es muy rebelde;
me abandonó y se fue por mal camino.
24 Jamás se puso a pensar:
“Debemos adorar a nuestro Dios,
pues él es quien nos da la lluvia
cuando más nos hace falta;
nos la manda en otoño y primavera,
y nos deja cosechar a tiempo”.
25 Pero todo esto ha cambiado
por causa de sus muchos pecados;
por eso ustedes ya no disfrutan
de todos esos beneficios.
26 Hay entre ustedes gente tan mala,
que cuando ponen trampas
no lo hacen para cazar pájaros
sino para atrapar personas.
27 Sus casas parecen jaulas;
¡pero no están llenas de pájaros,
sino repletas de cosas robadas!
Así fue como se llenaron de plata
y llegaron a ser poderosos.
28 Su maldad no tiene límites.
Están demasiado gordos
y demasiado llenos de orgullo.
No les hacen justicia a los huérfanos,
ni reconocen los derechos de los pobres.
29 ¿Y acaso piensan ustedes
que no los castigaré por todo esto?
¿Qué les hace pensar
que no me voy a vengar de ustedes?
Les juro que sí lo haré.

30 »¡Miren lo que pasa en el país!
¡Esto es algo muy terrible!
31 Los profetas sólo dicen mentiras,
los sacerdotes enseñan lo que quieren,
y mi pueblo parece estar feliz.
Pero cuando llegue el desastre,
nadie acudirá en su ayuda».