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Setenta años de desolación

25 En el año cuarto del reinado de Joacín(A) hijo de Josías en Judá, que era el año primero del reinado de Nabucodonosor en Babilonia, Jeremías recibió un mensaje acerca de todo el pueblo de Judá. Este mensaje lo comunicó el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén. Les dijo:

«Desde el año trece del reinado de Josías hijo de Amón en Judá, hasta el día de hoy, han pasado veintitrés años. En todo ese tiempo ha venido a mí la palabra del Señor, la cual les he comunicado una y otra vez, pero ustedes no han querido escucharla. El Señor les envió también una y otra vez a todos sus siervos los profetas, pero ustedes no quisieron escucharlos, ni les prestaron atención. Ellos les decían: “Apártense ya de su mal camino y de cometer tanta maldad, y vivirán en la tierra que el Señor les dio a ustedes y a sus padres para siempre. No vayan tras dioses ajenos, ni los sirvan ni los adoren. No provoquen mi enojo con sus hechos, y yo no les haré ningún daño. Pero ustedes no me han hecho caso, sino que han despertado mi enojo con sus malas obras, para su propio mal.”

—Palabra del Señor.

»Por tanto, así ha dicho el Señor de los ejércitos: “Puesto que no han hecho caso a mis palabras, voy a tomar a todas las tribus del norte, y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y haré que se lancen contra esta tierra y sus habitantes, y contra todas las naciones vecinas.

”Voy a destruirlos, a exponerlos al escarnio y a las burlas. ¡Voy a dejarlos en ruinas para siempre.

—Palabra del Señor.

10 ”Voy a hacer que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y de alegría, la voz del novio y de la novia,(B) y el ruido del molino y la luz de la lámpara.(C) 11 Toda esta tierra quedará en desoladoras ruinas, y estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años.(D) 12 Cuando se cumplan los setenta años, castigaré por su maldad al rey de Babilonia, a esa nación y al país de los caldeos; ¡para siempre la convertiré en un desierto!

—Palabra del Señor.

13 ”Haré que venga sobre ese país todo lo que he anunciado contra él, con todo lo que está escrito en este libro, y que Jeremías ha profetizado contra todas las naciones. 14 También ellas serán sojuzgadas por muchas naciones y por grandes reyes; ¡yo les daré su merecido, según sus malas acciones.”»

La copa del juicio contra las naciones

15 Así me dijo el Señor y Dios de Israel:

«Toma de mi mano la copa del vino de mi furor, y haz que beban de ella todas las naciones a las cuales yo te envío. 16 Cuando la beban, temblarán de miedo y perderán el juicio por causa de la espada que lanzo contra ellas.»

17 Yo tomé de la mano del Señor la copa, y se la hice beber a todas las naciones a las cuales el Señor me envió, es decir: 18 Jerusalén, las ciudades de Judá, con sus reyes y príncipes, para dejarlos en ruinas y como objeto de escarnio, burla y maldición, como hasta el día de hoy; 19 el faraón, rey de Egipto, y sus siervos y príncipes y todo su pueblo; 20 todos los extranjeros que allí vivan, todos los reyes de la tierra de Uz, y todos los reyes de la tierra de Filistea, Ascalón, Gaza, Ecrón y los sobrevivientes de Asdod; 21 Edom, Moab y los hijos de Amón; 22 todos los reyes de Tiro, todos los reyes de Sidón, los reyes de las costas que están de ese lado del mar; 23 Dedán, Tema y Buz, y todos los que se rapan las sienes; 24 todos los reyes de Arabia, todos los reyes de los varios pueblos que habitan en el desierto; 25 todos los reyes de Zimri, todos los reyes de Elam, todos los reyes de Media, 26 todos los reyes del norte, cercanos y lejanos, unos tras otros, y todos los reinos que hay sobre la faz de la tierra. Finalmente, la beberá el rey de Babilonia.

27 «Tú, Jeremías, les dirás: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Beban, y embriáguense. Vomiten, y cáiganse, y no vuelvan a levantarse, por causa de la espada que yo lanzo contra ustedes.” 28 Y si no quieren tomar ni beber de la copa que les ofreces, les dirás que yo, el Señor de los ejércitos, he dicho que tienen que beberla. 29 Porque yo he comenzado ya a castigar a la ciudad donde se invoca mi nombre, y ninguno de ustedes saldrá bien librado. Yo estoy descargando la espada sobre todos los habitantes de la tierra.”

—Palabra del Señor de los ejércitos.

30 »Tú, Jeremías, profetiza contra ellos todas estas palabras. Diles que yo, el Señor, les haré oír mi voz desde lo alto, desde mi santa morada; ¡lanzaré un fuerte rugido contra mi pueblo! Será como los cantos del lagar, contra todos los habitantes de la tierra. 31 El estruendo de mi voz se oirá hasta lo último de la tierra, porque yo, el Señor, he entablado un juicio contra las naciones. Yo soy el Juez de la humanidad entera, y dejaré que la espada acabe con los malvados.»

—Palabra del Señor.

32 Así ha dicho el Señor de los ejércitos:

«Miren, el mal cundirá de nación en nación. ¡Una gran tempestad se levanta desde los extremos de la tierra! 33 Cuando llegue el día, los cadáveres de aquellos a quienes el Señor quite la vida quedarán esparcidos de un extremo al otro de la tierra. Nadie lamentará su muerte, ni nadie los recogerá ni los enterrará. ¡Se quedarán tirados sobre el suelo, como estiércol! 34 Ustedes, pastores, ¡lancen gritos de dolor! Y ustedes, encargados del rebaño, ¡revuélquense en el polvo! ¡Ya el tiempo se ha cumplido para que sean degollados y esparcidos, y caerán como vasijas de gran precio! 35 ¡Ninguno de ustedes escapará con vida!»

36 ¡Puede oírse la gritería de los pastores! ¡Los encargados del rebaño gimen de dolor! Y es que el Señor dejó secos sus pastos. 37 Los pastos más delicados han sido destruidos por el ardor de la ira del Señor. 38 El Señor ha abandonado a su pueblo, como un león que abandona su guarida. La ira del Señor y la espada del enemigo han dejado asolada la tierra.

Setenta años de desolación

25 Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim(A) hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor rey de Babilonia; la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo: Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis. Y envió Jehová a vosotros todos sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre; y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos; y no os haré mal. Pero no me habéis oído, dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro.

Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. 10 Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada,(B) ruido de molino y luz de lámpara.(C) 11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.(D) 12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre. 13 Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones. 14 Porque también ellas serán sojuzgadas por muchas naciones y grandes reyes; y yo les pagaré conforme a sus hechos, y conforme a la obra de sus manos.

La copa de ira para las naciones

15 Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío. 16 Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas.

17 Y tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas las naciones, a las cuales me envió Jehová: 18 a Jerusalén, a las ciudades de Judá y a sus reyes, y a sus príncipes, para ponerlos en ruinas, en escarnio y en burla y en maldición, como hasta hoy; 19 a Faraón rey de Egipto, a sus siervos, a sus príncipes y a todo su pueblo; 20 y a toda la mezcla de naciones, a todos los reyes de tierra de Uz, y a todos los reyes de la tierra de Filistea, a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al remanente de Asdod; 21 a Edom, a Moab y a los hijos de Amón; 22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón, a los reyes de las costas que están de ese lado del mar; 23 a Dedán, a Tema y a Buz, y a todos los que se rapan las sienes; 24 a todos los reyes de Arabia, a todos los reyes de pueblos mezclados que habitan en el desierto; 25 a todos los reyes de Zimri, a todos los reyes de Elam, a todos los reyes de Media; 26 a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra; y el rey de Babilonia beberá después de ellos.

27 Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros. 28 Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tenéis que beber. 29 Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.

30 Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra. 31 Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Jehová.

32 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra. 33 Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra. 34 Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso. 35 Y se acabará la huida de los pastores, y el escape de los mayorales del rebaño. 36 ¡Voz de la gritería de los pastores, y aullido de los mayorales del rebaño! Porque Jehová asoló sus pastos. 37 Y los pastos delicados serán destruidos por el ardor de la ira de Jehová. 38 Dejó cual leoncillo su guarida; pues asolada fue la tierra de ellos por la ira del opresor, y por el furor de su saña.

El rey quema el rollo

36 Durante el cuarto año del reinado de Joacín(A) hijo de Josías, en Judá, la palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:

«Toma un rollo de cuero, y escribe en él cada una de las palabras que te he comunicado en contra de Israel y de Judá, y en contra de todas las naciones, desde los días de Josías, que fue cuando comencé a hablarte, hasta el día de hoy. Tal vez la casa de Judá preste atención a todo el mal que yo pienso hacerles, y cada uno de ellos se aparte de su mal camino. Entonces yo les perdonaré su maldad y su pecado.»

Jeremías llamó entonces a Baruc hijo de Nerías, y Baruc escribió en un rollo de cuero todo lo que Jeremías le dictó, y que eran las palabras que el Señor le había comunicado. Después Jeremías le dijo a Baruc:

«A mí se me ha prohibido entrar en la casa del Señor. Así que entra tú en ella, y en el día del ayuno lee ante el pueblo las palabras del Señor, que yo te he dictado y que están en este rollo. Léelas también en presencia de todos los de Judá, que vienen de sus ciudades. Tal vez la oración de ellos llegue a la presencia del Señor, y cada uno de ellos se aparte de su mal camino. Porque son demasiado grandes el furor y la ira que el Señor ha manifestado contra este pueblo.»

Baruc hijo de Nerías cumplió con todo lo que el profeta Jeremías le mandó hacer, y en el templo leyó del rollo de cuero las palabras del Señor.

En el mes noveno del año quinto del reinado de Joacín hijo de Josías, en Judá, en la presencia del Señor se promulgó ayuno a todo el pueblo de Jerusalén y a todos los que venían de las ciudades de Judá a Jerusalén. 10 Baruc leyó entonces en la casa del Señor las palabras de Jeremías que estaban en el rollo de cuero. Lo hizo en presencia del pueblo, desde el aposento del escriba Gemarías hijo de Safán, que estaba en el atrio superior, a la entrada de la puerta nueva de la casa del Señor. 11 Cuando Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, oyó la lectura de todas las palabras del Señor, 12 se dirigió al palacio del rey y entró en el aposento del secretario. Allí estaban sentados todos los príncipes, es decir: el secretario Elisama, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Jananías, y todos los príncipes. 13 Allí Micaías les contó todo lo que había oído cuando Baruc dio lectura al rollo de cuero en presencia del pueblo. 14 Entonces todos los príncipes enviaron a Yehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que le dijera a Baruc que tomara el rollo que había leído ante el pueblo y se presentara ante ellos. Entonces Baruc hijo de Nerías tomó el rollo de cuero y fue a verlos. 15 Allí los príncipes le dijeron:

«Siéntate, por favor, y léenos el rollo.»

Y Baruc se lo leyó. 16 En cuanto los príncipes oyeron todo aquello, cada uno miró espantado a su compañero, y le dijeron a Baruc:

«Tenemos que informar al rey de todo esto.»

17 Luego le preguntaron a Baruc:

«Ahora, cuéntanos cómo fue que escribiste todas estas palabras de labios de Jeremías.»

18 Y Baruc les contestó:

«Jeremías me dictaba todas estas palabras, y yo las iba escribiendo en el rollo.»

19 Entonces los príncipes le aconsejaron a Baruc:

«Pues corran a esconderse, tú y Jeremías, y que nadie sepa dónde se encuentran.»

20 Luego de depositar el rollo en el aposento del secretario Elisama, los príncipes se dirigieron al atrio, donde estaba el rey, y allí le informaron al rey acerca de todas estas palabras. 21 Entonces el rey ordenó a Yehudí que fuera por el rollo, y éste fue y lo tomó del aposento del secretario Elisama, y lo leyó ante el rey y ante todos los príncipes que le hacían compañía. 22 Era el mes noveno, y el rey estaba en la casa de invierno. Delante de él había un brasero encendido. 23 Yehudí habría leído tres o cuatro columnas del texto, cuando el rey rasgó el rollo con un cortaplumas de escriba, y lo arrojó al fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió. 24 Cuando el rey y sus siervos oyeron todas estas palabras, no mostraron ningún temor ni se rasgaron los vestidos. 25 Elnatán, Delaía y Gemarías le rogaron al rey que no quemara el rollo, pero el rey no les hizo caso; 26 al contrario, mandó a Yeramel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdel, para que aprehendieran al escriba Baruc y al profeta Jeremías, pero el Señor los escondió.

27 Después de que el rey quemó el rollo con las palabras que Jeremías le dictó a Baruc, y que éste había escrito, la palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:

28 «Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras que ya estaban escritas en el primer rollo que quemó Joacín rey de Judá. 29 Y dile de mi parte: “Tú, Joacín rey de Judá, quemaste este rollo, y objetaste el hecho de que allí estuviera escrito que el rey de Babilonia vendrá y destruirá esta tierra, hasta que no queden en ella ni hombres ni animales. 30 Por lo tanto, yo, el Señor, te digo a ti, Joacín rey de Judá: Ningún descendiente tuyo te sucederá en el trono de David. Además, tu cadáver quedará expuesto al calor del día y al frío de la noche. 31 Por no haberme hecho caso, voy a castigarte por tu maldad, y también castigaré a tus descendientes y a tus siervos; voy a traer sobre ellos, y sobre los habitantes de Jerusalén y de Judá, todo el mal que les he anunciado.”»

32 Jeremías tomó otro rollo, y se lo dio al escriba Baruc hijo de Nerías; éste, por su parte, escribió en él todas las palabras que Jeremías le había dictado antes, y que estaban escritas en el rollo que el rey Joacín de Judá quemó en el fuego, ¡y aun fueron añadidas a ellas muchas otras palabras semejantes!

El rey quema el rollo

36 Aconteció en el cuarto año de Joacim(A) hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy. Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado.

Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado. Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová. Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades. Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado Jehová contra este pueblo. Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.

Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén. 10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo.

11 Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras de Jehová, 12 descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes. 13 Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo. 14 Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos. 15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc. 16 Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras. 17 Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras. 18 Y Baruc les dijo: Él me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro. 19 Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.

20 Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos del rey todas estas palabras. 21 Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban. 22 Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él. 23 Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había. 24 Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras. 25 Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír. 26 También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió.

27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo: 28 Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá. 29 Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella ni hombres ni animales? 30 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche. 31 Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon.

32 Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.

Mensaje de Jeremías a Baruc

45 En el año cuarto del reinado de Joacín(A) hijo de Josías en Judá, el profeta Jeremías le dio este mensaje a Baruc hijo de Nerías, para que éste lo escribiera en un rollo de cuero. Esto fue lo que Jeremías le dictó:

«Así ha dicho el Señor Dios de Israel: “Tú, Baruc, te has quejado de que yo, el Señor, he añadido tristeza a tu dolor. Dices estar fatigado de tanto gemir, y que no has hallado reposo. Pero yo, el Señor, te digo que puedo destruir lo que antes construí, y también arrancar lo que antes planté, es decir, toda esta tierra. No busques para ti grandes cosas, porque yo voy a traer el mal sobre la humanidad entera. Pero a ti te dejaré escapar con vida por dondequiera que vayas. Tu vida será tu botín de guerra.”»

—Palabra del Señor.

Mensaje a Baruc

45 Palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de Jeremías, en el año cuarto de Joacim(A) hijo de Josías rey de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc: Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora!, porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso. Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra. ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.

Daniel y sus compañeros en Babilonia

En el año tercero del reinado de Joacín, rey de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió.(A) Y el Señor permitió que el rey Joacín cayera en manos de Nabucodonosor, y que éste se llevara buena parte de los utensilios del templo de Dios al templo de su dios en Babilonia, y que los depositara en el tesoro del templo de su dios.

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Daniel y sus compañeros en Babilonia

En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió.(A) Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios.

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