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¿Podría yo abrir la matriz,
    y no provocar el parto?
            —dice el Señor—.
¿O cerraría yo el seno materno,
    siendo yo el que hago dar a luz?
            —dice tu Dios—.
10 Mas alegraos con Jerusalén, y regocijaos por ella,
    todos los que la amáis;
saltad con ella de alegría,
    todos los que por ella os condoléis.
11 Porque seréis amamantados y saciados,
    y hallaréis consuelo en sus pechos;
beberéis hasta saciaros,
    y os deleitaréis en sus henchidos senos».

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