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Entonces las naciones verán tu victoria
    y todos los reyes tu gloria.
Te llamarán con un nombre nuevo
    que el SEÑOR mismo te dará.
Será una corona hermosa en la mano del SEÑOR;
    una corona real en la mano de tu Dios.
Ya no te llamará más «Abandonada»,
    y tampoco a tu tierra «Destruida».
Porque tu nombre será «Mi preferida»,
    y el de tu tierra «Esposa mía».
El SEÑOR se complace en ti,
    y tu tierra se casará con él.

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