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El Señor está enojado contra todas las naciones; se ha indignado contra todas ellas; por eso va a destruirlas y a entregarlas al matadero. Los que mueran en ellas quedarán abandonados, y sus cadáveres despedirán mal olor; la sangre de ellos hará que los montes se derritan. Se vendrá abajo todo el ejército de los cielos, como cuando se caen las hojas de las parras y de las higueras, y los cielos mismos se enrollarán como un pergamino.(A)

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