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19 ¡Oh, pueblo mío de Jerusalén, no llores más, pues al oír el clamor de tu llanto él derramará su gracia sobre ustedes, él les responderá! 20 Aunque les dé pan de adversidad y agua de aflicción, estará con ustedes para enseñarles. Con sus propios ojos verán a su Maestro. 21 Y si abandonan las sendas de Dios y se extravían, escucharán tras ustedes una voz que dirá:

―No, este es el camino, caminen por aquí.

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