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    esa corona orgullosa de los borrachos de Efraín,
    y la pisoteará con sus pies.
Y a ese adorno orgulloso de flores marchitas
    que se alza sobre un valle fértil,
le pasará como les pasa a los primeros higos
    que maduran antes de la cosecha,
que cuando alguien los ve,
    se los come tan pronto les echa mano.

Ese día, el SEÑOR Todopoderoso
    será una hermosa corona,
un adorno glorioso
    para los sobrevivientes de su pueblo.

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