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así conducirá el rey de Asiria a los deportados de Egipto y a los prisioneros de Cus, lo mismo a jóvenes que a ancianos, desnudos y descalzos, mostrando sus vergüenzas.

Quedarán acobardados y avergonzados los que confiaban en Cus, los que se gloriaban de la amistad egipcia. Dirán aquel día los habitantes de esta costa: “A esto han ido a parar aquellos a quienes pedimos ayuda para que nos salvaran del rey de Asiria. ¿Cómo nos pondremos a salvo?”.

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