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que por las aguas del río Nilo
    envía emisarios en barcas de papiro!

Id, veloces mensajeros,
    a una nación de gente alta y lampiña;
a un pueblo temido por doquier,
    a una nación agresiva y dominante,
    cuya tierra está surcada por ríos.

Cuando sobre las montañas
    se alce el estandarte y suene la trompeta,
¡fijaos, habitantes del mundo!;
    ¡escuchad, pobladores de la tierra!

Así me dijo el Señor:
    «Desde mi morada miraré impasible,
como los candentes rayos del sol,
    como las nubes de rocío en el calor de la vendimia».

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