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En ese día
el hombre volverá sus ojos a su creador,
al Dios Santo de Israel.
No volverá a mirar los altares ni otros objetos hechos por los hombres con sus propias manos.
No se fijará más en esos troncos sagrados
ni en esos altares donde queman incienso a los dioses.

En ese día
tus ciudades fortificadas serán abandonadas,
como fueron abandonadas
las ciudades de los heveos y de los amorreos
por miedo a los israelitas.
Quedarán convertidas en desierto,

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