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Irán abatidos como prisioneros,
caerán como los heridos de muerte.
Con todo, su cólera persiste,
su mano sigue amenazante.

Asiria, vara del Señor, se extralimita

¡Ay de Asiria, vara de mi cólera,
que empuña el bastón de mi furor!
La envío contra una nación impía,
la mando contra el pueblo objeto de mi cólera,
para que lo saquee y lo expolie a placer,
para que lo pisotee como el barro de las calles.

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