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Levántate y vete a la ciudad. Allí se te dirá qué tienes que hacer.

Los hombres que viajaban con Saulo estaban ahí, sin poder decir ni una sola palabra. Oían la voz pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no veía nada. Entonces lo llevaron de la mano a Damasco.

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