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27 Cuando se detuvieron para pasar la noche, uno de ellos abrió su costal para dar de comer a su asno y vio que su dinero estaba allí, en la boca del costal. 28 Entonces dijo a sus hermanos:

— ¡Me han devuelto el dinero! Mirad, ¡aquí está en mi costal!

Se les encogió el corazón del susto y se decían unos a otros temblando:

— ¿Qué es esto que Dios nos ha hecho?

29 Al llegar adonde estaba su padre Jacob, en Canaán, le contaron todo lo que les había pasado:

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