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12-13 Entonces él me dijo: «Levanta la vista y observa que los machos que se unen a las hembras son manchados, rayados o moteados, porque estoy al tanto de lo que Labán te ha hecho. Yo soy el Dios que conociste en Betel, el lugar donde ungiste la piedra e hiciste voto de servirme. Deja ahora este país y vete a la tierra de tu nacimiento».

14 Raquel y Lea contestaron:

―¡Estamos de acuerdo! Aquí no tenemos nada, pues no vamos a recibir ninguna herencia de parte de nuestro padre.

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