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Así ha dicho Dios el Señor:

«No entrará en mi santuario ningún extranjero que viva entre los hijos de Israel, ni tampoco ninguno de sus hijos, ni nadie que sea incircunciso en el corazón y en su cuerpo. 10 Los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí y se fue tras sus ídolos, cargarán con su iniquidad 11 y servirán en mi santuario como porteros y sirvientes del templo. Ellos se encargarán de matar los animales que el pueblo ofrece para el holocausto, y estarán al servicio del pueblo,

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