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»Ahora tú, hijo de hombre, públicamente y delante de todos, llora amargamente y con el corazón lleno de angustia. Cuando te pregunten por qué lloras así, diles que es por un mensaje que recibiste, el cual hará que a todos se les derrita el corazón, que sus manos pierdan las fuerzas, que se desanimen y que se orinen del susto. Todo eso está a punto de suceder, ya llega el momento. El Señor DIOS lo ha dicho».

Entonces el SEÑOR me dijo:

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