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10 Pero los dos recibirán el castigo de su maldad, lo mismo el profeta que quien lo haya consultado, 11 para que el pueblo de Israel no se aparte más de mí ni se siga contaminando con todas sus rebeliones, sino que sea mi pueblo y yo sea su Dios.»

Palabra de Dios el Señor.

El castigo de Jerusalén es justo

12 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

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