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10 Cuando los constructores terminaron los cimientos del templo del Señor, los sacerdotes se pusieron sus mantos y tomaron su lugar para tocar sus trompetas. Luego los levitas descendientes de Asaf hicieron sonar sus címbalos para alabar al Señor, tal como lo había establecido el rey David. 11 Con alabanza y agradecimiento entonaron el siguiente canto al Señor:

«¡Él es tan bueno!
    ¡Su fiel amor por Israel permanece para siempre!».

Luego todo el pueblo dio un fuerte grito, alabando al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo del Señor.

12 Sin embargo, muchos de los sacerdotes, levitas y otros líderes de edad avanzada que habían visto el primer templo lloraron en voz alta al ver los cimientos del nuevo templo. Los demás, en cambio, gritaban de alegría.

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10 Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.(A) 11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel.(B) Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

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