Add parallel Print Page Options

Vanidad tras vanidad, dice el Predicador; todo es vanidad.

Epílogo

Pero luego, ya que el Predicador era sabio, continuó enseñándole al pueblo todo lo que sabía; y recogió proverbios y los clasificó. 10 Porque el Predicador no sólo era un sabio, sino un buen maestro; no sólo enseñaba al pueblo, sino que lo hacía de modo interesante.

Read full chapter