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13 El comienzo de las palabras de su boca es necedad;
el final de su charla, nocivo desvarío.
14 El necio multiplica sus palabras.
Si nadie sabe lo que ha de acontecer,
¿quién le hará saber lo que después de él será?
15 Tanto fatiga a los necios el trabajo,
que ni aun saben por dónde ir a la ciudad.

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