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6-7 Si un pariente cercano, o un amigo muy íntimo, o aun un hermano, hermana, hija o hijo, te sugiere que vayas y adores a dioses extraños, no consientas ni les escuches, ni tengas misericordia de ellos. No perdonarás a tal persona; no encubrirás su horrible sugerencia. Deberá morir. Tu propia mano será la primera que se levante en su contra para darle muerte, y luego la mano de todo el resto del pueblo.

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