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Castigo a los que instigan a la idolatría

Si tu propio hermano, o tu hijo, o tu hija, o la mujer de tu corazón, o tu amigo del alma te insinúa a escondidas dar culto a otros dioses, que ni tú ni tus antepasados conocieron, como son los dioses de los pueblos que, cercanos o lejanos, los rodean de uno al otro extremo de la tierra, no cedas a sus deseos ni le hagas caso. No te apiades ni tengas compasión de él; no lo encubras.

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